SANTO DOMINGO.- A dos meses de la devastadora catástrofe en la discoteca Jet Set, que cobró la vida de 234 personas y dejó más de 180 heridos. Maritza Rojas narró al Informe con Alicia Ortega el drama que vive con sus tres nietas tras la muerte de su hija Alba María Altagracia Montero Rojas y su yerno Randy Montero Rodríguez Cepeda en la tragedia del centro nocturno.
Las tres hermanas de 10, 7 y 5 años, quedaron huérfanas de padre y madre. Su vida dio un giro radical, pasando de vivir en Santo Domingo a la tranquilidad del campo de El Maguey, en La Vega, donde ahora reside con sus abuelos maternos.
Según narraron sus abuelos, la adaptación ha sido menos difícil para las niñas gracias a su inocencia y al hecho de que las dos mayores ya habían vivido con sus abuelos mientras sus padres, ambos capitanes del ejército, cumplían con sus labores.
Maritza contó cómo cuidó a la mayor por casi cinco años antes de que regresara con sus padres.
La mujer dijo que la dura tarea de comunicarles la tragedia recayó en ella, quien, con el apoyo de psicólogos, les informó primero del fallecimiento de su padre, Randy Alexander Rodríguez, quien murió después de ser sacado de los escombros. Seis semanas después te tocó decirle, que su madre, Alba Montero Rojas, también murió.
Las niñas, que finalizaron su año escolar de manera virtual, pasarán de un colegio privado al sistema público el próximo año.
“Nada más teníamos tres hijos y ya se murieron dos accidentalmente”, dice padre de Alba María Altagracia Montero Rojas
Mientras que el padre de Alba identificado como Adriano Montero, cuestiona la falta de justicia en el país, lamentando que el dueño de la discoteca, a quien considera el principal responsable, camine libremente.
“Nada más teníamos tres hijos y ya se murieron dos accidentalmente”, dijo Montero, recordando que hace siete años también perdió a su hijo mayor en un accidente de tránsito.
«Los fuertes son más fuertes cada día y los pobres más pobres», expresó Montero, quien siente que se ha perdido la esperanza en un sistema que según él, no hay quien defienda a los más vulnerables.
Dijo que la pérdida de su hija y su yerno ha sido devastadora y, aunque intentan mantenerse firmes por sus nietas, el peso del duelo es inmenso.
“Para nosotros volver a sonreírle a la vida no va a ser fácil”, expresó entre lágrimas.
Agregó que: “Para enfrentar todo lo que viene con esas niñas, porque ellas están alegres, pero es porque son niñas inocentes”.
“Yo perdí las esperanzas. Estamos en un país donde lo único que nos queda es aguantar, donde los fuertes son más fuertes y uno solo puede sufrir callado”, manifestó.