SANTO DOMINGO.– Adriano Montero relató en El Informe con Alicia Ortega el drama que vive dos meses después de la tragedia en la discoteca Jet Set que dejó 234 muertos y más de 180 heridos, al cuidar a sus tres nietas que quedaron huérfanas tras perder a su hija Alba María Altagracia Montero Rojas, y a su yerno Randy Montero Rodríguez Cepeda en el siniestro.
“Nada más teníamos tres hijos y ya se murieron dos accidentalmente”, dijo Montero, recordando que hace siete años también perdió a su hijo mayor en un accidente de tránsito.
Explicó que ahora con la partida repentina de Alba María, solo le queda un hijo con vida.

Adriano Montero, también cuestionó la falta de justicia en el país, lamentando que el dueño de la discoteca, a quien considera el principal responsable, camine libremente.
“Los fuertes son más fuertes cada día y los pobres más pobres”, expresó Montero, quien siente que se ha perdido la esperanza en un sistema que según él, no hay quien defienda a los más vulnerables.
Indicó que la pérdida de su hija y su yerno ha sido devastadora y, aunque intentan mantenerse firmes por sus nietas, el peso del duelo es inmenso.
“Para nosotros volver a sonreírle a la vida no va a ser fácil”, manifestó entre lágrimas.
Agregó que: “Para enfrentar todo lo que viene con esas niñas, porque ellas están alegres, pero es porque son niñas inocentes”.
“Yo perdí las esperanzas. Estamos en un país donde lo único que nos queda es aguantar, donde los fuertes son más fuertes y uno solo puede sufrir callado”, lamentó.
Alba María Altagracia Montero Rojas pasó 46 días luchando por su vida en la Unidad de Cuidados Intensivos del hospital Ney Arias Lora, perdiendo la batalla el sábado 24 de mayo convirtiéndose en la víctima 236 de la tragedia del Jet Set.
Fue la sexta víctima de su familia.
Alba, de 34 años, acudió esa noche de lunes en compañía de su esposo el capitán Randy Montero Rodríguez Cepeda; su suegra Zoneida Altagracia Cepeda Hernández; su cuñado Anneurys Alexander Viñas Rodríguez; la tía de su esposo, Licelot Elizabeth Cepeda Hernández y una hija de esta, Génesis Lizbeth León Cepeda, quienes también vieron la luz de su vida apagarse con el derrumbe del techo.