Durante la primera jornada de la visita de Estado que Emmanuel Macron y su esposa Brigitte realizan al Reino Unido, la figura de Carlos III acaparó parte de la atención mediática, por mostrar el ojo derecho enrojecido, lo que generó inquietud sobre su estado de salud.
La imagen del soberano, recibiendo al presidente francés y a la primera dama con lo que parecía ser un derrame ocular, no pasó desapercibida, especialmente por el contexto de salud en el que se encuentra desde que se anunciara su diagnóstico de cáncer a principios de este año.
El Palacio de Buckingham reaccionó y ofreció una explicación sobre lo sucedido, y comunicaron que el rey sufrió la rotura de un pequeño vaso sanguíneo durante la noche anterior. Esto provocó una hemorragia subconjuntival, condición que suele ser inofensiva. Además, aclararon que no guarda ninguna relación con otros problemas médicos ni con el tratamiento oncológico que sigue el monarca desde febrero de 2024.
En términos médicos, la hemorragia subconjuntival no requiere tratamiento específico y suele desaparecer por sí sola en un plazo de una o dos semanas. Aunque puede provocar molestias leves —como picazón, sensación de tener algo dentro del ojo o cierta sequedad—, no afecta la visión.
Esta última afirmación quedó reflejada en el transcurso del acto oficial, en el que Carlos III se mostró activo, presente y completamente involucrado en su papel como anfitrión.