El presidente de Rusia, Vladimir Putin, sostuvo el domingo una reunión no anunciada en el Kremlin con Ali Larijani, principal asesor del líder supremo de Irán en asuntos nucleares, el encuentro tuvo como eje central el estado actual del programa nuclear iraní, en un contexto de crecientes tensiones regionales y nuevos movimientos diplomáticos por parte de las potencias europeas.
De acuerdo con el portavoz del Kremlin, Dmitry Peskov, Larijani transmitió a Putin una evaluación sobre el agravamiento de la situación en Oriente Medio, así como detalles sobre el desarrollo del programa nuclear de Teherán, por su parte, el mandatario ruso reiteró las “posiciones bien conocidas” de Moscú en torno a la estabilización de la región y a la necesidad de una solución política al conflicto nuclear con Irán.
Mientras tanto, Reino Unido, Francia y Alemania, conocidos como el grupo E3, anunciaron su intención de sostener nuevas conversaciones con Irán en los próximos días, una fuente diplomática alemana confirmó que, de no reanudarse pronto las negociaciones, las sanciones internacionales podrían ser restablecidas mediante el mecanismo de “snapback” previsto en el acuerdo nuclear de 2015 (JCPOA).
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Medios estadounidenses han señalado que Putin habría alentado a Irán a considerar un acuerdo con Washington que limite el enriquecimiento de uranio, aunque el Kremlin negó estas versiones. En paralelo, Teherán ha defendido su derecho al uso pacífico de la energía nuclear y rechaza cualquier acusación de buscar armamento atómico. Desde 2018, tras la retirada unilateral de Estados Unidos del JCPOA bajo el gobierno de Donald Trump, el acuerdo ha estado en un punto crítico.
Las tensiones escalaron drásticamente tras la ofensiva militar conjunta de Israel y Estados Unidos contra instalaciones nucleares iraníes en junio, durante una guerra de 12 días que dejó más de mil muertos en Irán y al menos 28 en Israel. Aunque actualmente se mantiene un alto el fuego entre ambos países, la posibilidad de un nuevo conflicto permanece latente. Israel ha advertido que no permitirá que Irán reconstruya su infraestructura nuclear, mientras que Irán afirma haber reemplazado sus sistemas de defensa aérea dañados, según reportes de la agencia estatal IRNA.
El gobierno iraní asegura que sus capacidades de defensa se mantienen operativas con sistemas propios como el Bavar-373 y el Khordad-15, además de los S-300 suministrados por Rusia en 2016. La situación continúa generando preocupación en la comunidad internacional, mientras las potencias involucradas exploran caminos diplomáticos para contener una nueva escalada.