El hasta este lunes ministro de Transporte de Rusia, Roman Starovoit, fue hallado muerto con un disparo en la cabeza dentro de su vehículo en las afueras de Moscú, pocas horas después de que el presidente Vladímir Putin lo destituyera mediante decreto. La pistola encontrada junto al cuerpo, una Makarov reglamentaria, le había sido otorgada como condecoración oficial en 2023.
Las autoridades rusas investigan el caso bajo la hipótesis de un suicidio, aunque su caída abrupta del poder y su posible vinculación a un caso de corrupción militar han generado especulaciones sobre un desenlace forzado. Su muerte se suma a una cadena de decesos de altos funcionarios y empresarios en Rusia desde el inicio del conflicto en Ucrania, varios de ellos en circunstancias no aclaradas.
Un hombre del círculo de confianza de Putin
Nacido en Kursk en 1972 y formado como ingeniero, Starovoit hizo carrera en la administración pública dentro del entorno político de San Petersburgo, la ciudad natal del mandatario ruso. Fue director de la Agencia Federal de Carreteras (Rosavtodor), donde su desempeño captó la atención del Kremlin.
En 2018, Putin lo designó gobernador interino de la región de Kursk, estratégica por su cercanía a la frontera con Ucrania. En ese cargo, Starovoit mostró fidelidad total al poder central: apoyó públicamente la invasión a Ucrania, visitó territorios ocupados como Donetsk y respaldó activamente la movilización militar.
Su ascenso culminó en mayo de 2024, cuando fue nombrado ministro de Transporte, una posición clave en medio de los sabotajes a infraestructuras ferroviarias y ataques con drones que afectaban gravemente la red logística rusa. Sin embargo, su gestión duró poco más de un año, y su remoción se produjo sin justificación oficial.
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Corrupción, presión y caída en desgracia
La salida de Starovoit del Gobierno coincide con un escándalo por presunta malversación de fondos públicos durante la construcción de fortificaciones defensivas en Kursk, durante su mandato como gobernador. Su sucesor en el cargo, Alexey Smirnov, fue arrestado en abril y, según el diario Kommersant, habría mencionado a Starovoit durante los interrogatorios.
Aunque no se le había imputado formalmente, Starovoit ya enfrentaba cuestionamientos previos, incluyendo un notable incremento en el patrimonio de su esposa. Además, fue objeto de sanciones internacionales por su rol en la ofensiva rusa en Ucrania, y participó en proyectos simbólicos del Kremlin, como la construcción del Puente de Crimea.
Pese a ello, el Kremlin niega que su destitución estuviera relacionada con falta de confianza. “No hay motivos personales ni disciplinarios”, declaró el portavoz Dmitri Peskov.
Un final rodeado de incertidumbre
La muerte de Starovoit ocurre en un momento crítico para el sector que dirigía: durante el último fin de semana, ataques ucranianos con drones provocaron la cancelación de casi 500 vuelos y más de 2.000 retrasos en todo el país, elevando la presión sobre el Ministerio de Transporte.
Putin nombró como ministro interino a Andrei Nikitin, exgobernador de la región de Nóvgorod, quien deberá asumir el reto de estabilizar el sistema logístico ruso en un contexto de guerra e inseguridad.
La repentina desaparición de un alto funcionario considerado leal y eficiente, y su vinculación indirecta a un caso de corrupción, dejan abiertas múltiples incógnitas sobre las dinámicas internas del poder ruso y reavivan las sospechas en torno a los llamados “suicidios políticos” en el entorno del Kremlin.
Infobae
Por: Itzel Olivo