El Discurso de Luis Abinader y la Necesidad de una Reforma Fiscal Efectiva; una visión del abogado y politólogo Fernando Ramírez. Por Fernando Ramírez
SANTO DOMINGO, República Dominicana, (20 de octubre 2024).-El pasado sábado 19 de octubre de 2024, el presidente Luis Abinader dirigió un discurso que marcó un hito en la agenda política y económica de la República Dominicana. En un contexto de creciente presión económica, Abinader presentó su propuesta de reforma fiscal, un tema que ha sido objeto de debate no solo en el país, sino en todo el mundo. La importancia de esta reforma radica en su capacidad para fomentar el crecimiento económico, mejorar la equidad social y garantizar la sostenibilidad de las finanzas públicas.
El discurso del presidente enfatizó la necesidad de una revisión integral del sistema fiscal dominicano. Abinader reconoció que el país enfrenta desafíos significativos, como el aumento de la deuda pública y las disparidades en la distribución de la riqueza. Para abordar estos problemas, propuso medidas que buscan ampliar la base tributaria, optimizar la recaudación y fortalecer la transparencia en el uso de los recursos públicos.
Al mirar hacia modelos internacionales, podemos comparar las propuestas dominicanas con las reformas fiscales implementadas en países como Noruega y Estados Unidos. En Noruega, el enfoque ha sido combinar un sistema fiscal progresivo con un robusto estado de bienestar. Las reformas fiscales noruegas han estado orientadas a asegurar que quienes tienen más recursos contribuyan de manera justa, garantizando a su vez un nivel elevado de servicios públicos. Esto ha permitido al país financiar sus políticas sociales sin comprometer el crecimiento económico, algo que Abinader podría considerar al diseñar su reforma.
Por otro lado, Estados Unidos ha experimentado diversas reformas fiscales a lo largo de su historia, con resultados mixtos. La reforma tributaria de 2017, por ejemplo, recortó impuestos a las empresas y a los individuos, con la promesa de estimular la inversión y el crecimiento. Sin embargo, también exacerbó las desigualdades, y los déficits fiscales aumentaron considerablemente. Este tipo de experiencia resalta la importancia de equilibrar la reducción de impuestos con la necesidad de financiamiento para programas sociales y el desarrollo de infraestructura.
La clave del éxito de una reforma fiscal radica en su diseño y ejecución. La experiencia de países que han logrado implementar reformas efectivas, como Suecia y Dinamarca, demuestra que es posible crear un sistema impositivo que no solo promueva el crecimiento económico, sino que también reduzca las desigualdades. Estos países han sabido gestionar la percepción pública y mantener un diálogo constante con los ciudadanos, lo que ha facilitado la aceptación de medidas impopulares pero necesarias.
En su discurso, Abinader también mencionó la importancia de la transparencia y la lucha contra la evasión fiscal. Este enfoque es crucial, ya que uno de los principales problemas en la recaudación de impuestos en la República Dominicana ha sido la informalidad de la economía. Una reforma que no contemple estrategias para formalizar a los trabajadores y empresas podría estar condenada al fracaso.
El presidente tiene ante sí una oportunidad histórica: no solo para fortalecer las finanzas del país, sino para construir un sistema fiscal que sirva como motor de desarrollo inclusivo. Si bien la comparación con modelos de otros países nos brinda perspectivas valiosas, el verdadero desafío radica en adaptar estas lecciones a la realidad dominicana. Solo a través de un enfoque bien pensado y participativo se podrá alcanzar una reforma fiscal que promueva el bienestar de todos los ciudadanos y asegure un futuro próspero para la nación.