EFE.- Con pancartas en mano, alrededor de 200 trabajadores y pensionados se concentraron este jueves en Caracas para exigir al Gobierno de Nicolás Maduro “salarios y pensiones dignas”, denunciando lo que califican como sueldos de “hambre y miseria”.
La movilización partió desde Plaza Venezuela con la intención de llegar a Parque Carabobo, en el oeste de la capital, pero fue bloqueada por funcionarios de la Policía Nacional Bolivariana, según constató el equipo de EFE y denunció la ONG Provea.
“Hoy protestamos ante la situación de hambre que viven los trabajadores en Venezuela. El mayor daño se ha hecho al no aumentar el salario”, afirmó Ofelia Rivera, dirigente de la Asociación de Educadores Jubilados y Pensionados de Caracas.
Con consignas y pancartas, los manifestantes exigieron sueldos acordes al costo de la canasta básica, discusión de contratos colectivos, acceso a créditos para vivienda y seguros funerarios. Además, repudiaron el valor del salario mínimo —130 bolívares, equivalente a 1,48 dólares— al que calificaron como “muerto”.
Rivera también criticó que los bonos otorgados a pensionados y empleados públicos no inciden en el cálculo de prestaciones, lo que excluye beneficios como recreación, aguinaldos y seguridad social. “Seguimos dependiendo de un bono de guerra, sin estar en guerra”, ironizó.
José Araque, dirigente de Vanguardia Laboral, sostuvo que el salario actual en Venezuela representa una “sentencia de muerte” para los trabajadores.
Un día antes de la protesta, Maduro anunció un incremento del 23 % en el “ingreso mínimo integral” —formado por bonos y no por salario base—, que pasó de 130 a 160 dólares mensuales. También informó que las pensiones serán de 50 dólares, pagados en bolívares a tasa oficial. Sin embargo, el salario mínimo quedó congelado por tercer año consecutivo.
El último aumento salarial se remonta a marzo de 2022, cuando el monto equivalía a unos 30 dólares. Desde entonces, la devaluación ha reducido significativamente su valor real en un país donde la mayoría de los bienes se cotizan en divisas.
Por Tania Frías